martes, 3 de julio de 2007

Miedo

Al que cuidaba la plaza. Al que revoleaba la sortija, las vueltas que no me dejaba atraparla. Miedo a los perros grandes. Y a los chiquitos. Y a los tigres, que una vez casi me agarra uno, pero me salvó mi papá. Historia aparte. Miedo a los payasos que se acercaban mucho de golpe. Miedo a las embarazadas y su misterio oculto. Miedo a ahogarme cuando me ponían o sacaban un pullover por la cabeza. A quedarme dormida en un colectivo y ser olvidada sin querer o abandonada a propósito. Miedo a no hacer pie y tragar agua con pis de las piletas. Miedo a los grandes que daban besos que mojaban la cara. A la maestra del jardín que me sacaba afuera todos los días, hasta que la sacaron afuera a ella. Miedo a algunas publicidades televisivas de bancos. A Juan Carlos Calabró en el sketch del vampiro. Miedo a que me burlen. Miedo a los fotógrafos escolares que siempre querían que me riera. Miedo a que me tiraran del pelo al peinarme y a perder los rulos. A que hubiera alguien detrás de la cortina de baño. A que me corten las uñas. Miedo a la oscuridad. Y más, a la oscuridad del subte. Miedo a comprarme zapatos nuevos. A las peleas, discusiones o cualquier acto de violencia. Miedo a encender un fósforo y perder la mano. Al palito con el que el doctor me revisaba la garganta. Miedo tremendo al Hospital de Niños. Y a los estreptococos que hacen las caries. A la dimensión desconocida donde todo se volvía pesado con la fiebre muy alta. A que me corten el pelo y no parecerme a mí. A los ladrones.
Algunos siguen igual. Siguen ahí. Todavía no les avisé que se podían ir. Otros cambiaron. Otros vinieron nuevitos, de estreno, pero con la misma sensación. Otros se lavaron la cara, golpearon de nuevo y pasaron.
Algunos cuidadores me siguen dando miedo. Los payasos se me volvieron tan tan amables, de amor. El misterio de las embarazadas es otro y no me da miedo. No tanto. Miedo a ponerme tantos pulloveres, que me pierda. O me ahogue. Miedo a los bancos, con o sin publicidades. Y también, con el mismo espanto, a todos los Calabró.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

ay.
ay.
aia.
ay
yaaa

estas igual.
pero con menos miedos
y mas años
o con otros miedos
y una vida distinta.


lo de los calabro es un tema. o quizas varios, uno por cada temeroso integrante de la familia.

y como ellos, hay algunos miedos que son dificiles de vencer. y estan ahi, nos acechan... pero solo es cuestion de mirar para otro lado. escuchar otros cantos y llevarse hermosas sorpresas-


(me explaye)

muaaaaaaaaaaaa

|loreta| dijo...

hola sil!
pasaba a saludar
lindo blog!
besos

pd: estoy de acuerdo... no hay nada más aterrador que los calabró... el ojo de iliana, los dientes de marina, la camiseta de anibal y las cirugías de su mujer... y no sigo porque no me voy a poder dormir de la impresión...

Lic.Natalia Schcolnik dijo...

Si, yo también le temía a los payasos!! y me acordé de todos los otros, besis

Kyle dijo...

yo también le tenia miedo al que cuidaba la plaza. ¡me hiciste acordar!. se parecia al personaje malo de algún dibujo animado.

¿historia aparte? por favor, cuente lo del tigre.